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Veinte años atrás, el Caribe panameño era una incógnita. Los indios kunas vivían de la pesca, de sus cultivos y cocoteros en el archipiélago de San Blas, cuando la ruta desde la ciudad de Panamá era un barrial imposible. Lo mismo sucedía en Bocas del Toro, en el norte, cerca de Costa Rica, donde los nativos ngobes y los descendientes de los afroantillanos que llegaron a trabajar en los cultivos de banano subsistían de lo que la tierra y el mar les ofrecían.
Los albores del nuevo siglo trajeron vientos de cambio a estos islotes indómitos, que trascendieron al mundo entre susurros de viajeros. Como siempre, mochileros, surfistas y aventureros fueron los primeros en dar el paso más allá de las fronteras conocidas. Y así llegaron a estas islas, donde se entretejen manglares y emergen playas semidesiertas habitadas por osos perezosos, monos y delfines.
Mas lectura: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/viajar/planes-para-conocer-el-caribe-panameno/16330155
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